Por Baden Powell
El que desee ser un buen Dirigente, sencillamente debe ser, ante todo, un Hombre- Niño,es decir:
Debe sentir palpitar en su corazón el espíritu del niño y ser capaz de colocarse en el plano correcto con sus muchachos.
Debe comprender las necesidades, las perspectivas y anhelos de las diferentes etapas de un niño.
Debe tratar a sus Scouts en forma individual y no en masa; al Escultismo le interesa el muchacho como individuo y no como rebaño.
Así pues, el Dirigente debe desempeña el papel del Hermano Mayor, esto es , ver las cosas desde el punto de vista del muchacho y conducirlo con entusiasmo hacia el camino del bien.